Grises y fosforescentes. Así estaban los Jardines de Luxemburgo hoy.
Un rato después, el gris más oscuro venció y se largó a llover con un chaparrón de aquellos. A guardar los veleros de juguete y correr.
Ver a todo el parque de franceses y turistas abrir paraguas o acomodarse bajo algún refugio fue divertido. Salvo por los trotadores, nos fuimos todos a parar bajo copas de árboles (en mi caso), el café Pavillon de la Fontaine, el lugar donde toca el orfeón dominical, el paradero de micro más cercano a la salida, los cafés y brasseries de al frente.
Este día fue así. Gris y fosforescente. La mezcla es tan linda que no tengo problema en que la semana en París sea así.
Preferiría, eso sí, no tener que correr. Caminando, mejor :)
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